Parece sencillo: sólo deben encontrarse un óvulo y un espermatozoide, unirse y empezar a desarrollarse, y después de nueve meses tendremos un bebé en casa. Pero a veces la cosa se complica, y los bebés tardan… o no llegan. Y entonces la cigüeña tiene que pasar antes por el laboratorio. Desde hace algunas décadas, la ciencia puede ir al rescate de los deseos de tener un hijo y, mediante técnicas de reproducción asistida, colaborar en el deslumbrante proceso de la gestación humana. Fecundación in vitro, óvulos donados, embriones congelados, inyección de espermatozoides; prácticas que parecían de ciencia ficción hoy son de rutina en los centros de salud.
Mujeres libro de Eduardo Galeano
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